“Calaveras de ciclistas, / de sportmen y de aviadores, / de jóvenes motoristas / y de viejos conductores. / Abran paso, que aquí van / los ciclistas de la muerte; / atropellan al que encuentran / porque así sería su suerte”.
Este texto corona la litografía que vemos aquí. Fue realizada por José Guadalupe Posada en 1913 para una gaceta popular de tono satírico y sensacionalista.
Este texto corona la litografía que vemos aquí. Fue realizada por José Guadalupe Posada en 1913 para una gaceta popular de tono satírico y sensacionalista.
Posada (1852-1913) es identificado por muchos como uno de los principales actores de la Revolución Mexicana iniciada en 1910. Fue un cronista de la actualidad. La gente esperaba ansiosamente sus publicaciones. Gran parte de su vida se dedicó a la ilustración de volantes en contra del Porfiriato y sus consecuencias sociales, y a favor de los revolucionarios y del pueblo. El gancho de su fama fue su lenguaje: pendenciero, provocador y licencioso, pero principalmente cómico.
A partir de 1890 desarrolló el estilo y la temática que le confirieron su reconocimiento actual. En el decenio de 1880 había trabajado con una gráfica más discreta y académica. Luego se dedicó a ilustrar una amplia gama de temas: vidas de santos, corridos, chistes y literatura popular.
También narró sucesos políticos, hurtos, crímenes, fenómenos y desastres naturales.
Las calaveras eran parte de la tradición mexicana y fruto del barroco latinoamericano, y son sus personajes más populares. No es coincidencia que sus dibujos aún se utilicen en el famoso Día de los muertos.
Posada no se consideró a sí mismo artista; era más bien un artesano de oficio. Fueron los muralistas mexicanos, autoproclamados sus herederos, quienes lo revelaron como uno de los mayores artistas del país.
Diego Rivera llegó a llamarlo el “Goya de México”. Fue el precedente del nacionalismo y del rescate de lo autóctono y lo popular. Influyó en aquella gran subversión del arte.
Los esqueletos en bicicleta resumen una de sus críticas a la desigualdad social. En palabras de Posada, “la muerte es democrática ya que, a fin de cuentas, güera, morena, rica o pobre, toda la gente acaba siendo calavera”.
Información tomada de Nación.com
